Víctor Hugo Pérez proviene de aquel nido de talentosos creadores que es la ciudad de Guadalajara, y una vez más llevó a San Miguel una muestra de su destreza al crear el más emocionante arte outsider o marginal. Esta exhibición en particular incluye, y básicamente enfatiza, su amor por los gatos y los perros. Tomando inspiración en el comportamiento de sus propias mascotas, vemos a su gato acechando pájaros, peleando con gallos, o cariñosamente acurrucado en el seno de su amante. Distintos óleos se incorporan copiosamente, con maestría y emoción, sobre el lienzo en tanto que acuarelas exquisitas y transparentes nos guían hacia el mundo de Víctor Hugo. La exhibición es realzada por unas cuantas esculturas, magníficamente ejecutadas en bronce, siempre provenientes de la colección del imaginario del artista. Su amor por la vida doméstica nunca está muy lejos de un pícaro sentido del humor.