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Instinto

Víctor Hugo Pérez

Rafael Alfonso Pérez y Pérez

La fantasía, aislada de la razón, sólo produce monstruos imposibles. Unida a ella, en cambio, es la madre del arte y fuente de sus deseos.

Francisco de Goya y Lucientes

Víctor Hugo Pérez busca en la figuración la creación de imágenes de gran potencia y vitalidad, las cuales nos acercan al irracionalismo pictórico, ya que en su trabajo se privilegia el ejercicio de la voluntad individualidad por encima de la comprensión racional del mundo objetivo o de la representación fidedigna de la temática, mismo que se puede entender como una postura legitima contra de la idealización de las formas; característica que le otorga a su obra una identidad de fortaleza visual y espontánea.

            Ese impulso vital de su trazo, encuentra en la intuición la base de su actividad pictórica, llevándolo a realizar imágenes de un impacto visual en el expectante; obra cuyos personajes representados pueden ser entendidos bajo el calificativo de una violencia pictórica y que no obstante, éstos son productos de una informalismo gestual de primera instancia y de las líneas biomorfas que lo vinculan a lo primitivo; lo cual le permite realizar sus figuras con una deformación intencionada que lo vincula con el expresionismo, acentuado éste por una tendencia matérica de trazos rápidos de la que surgen las figuras reconocibles.

            Es así como mediante impulsivos trazos sobre la superficie, surgen a manera de grafías las imágenes autónomas de animales y seres humanos, con cierto humor e ironía, así como procesos de transformación, metamorfosis o hibridación; figuras que se presentan con rasgos distintivos de la angustia, la violencia y el conflicto en un discursos asociativo al mundo globalizado, el mundo actual del artista, y por lo cual, su trabajo es el eco fiel de la circunstancia plástica y un reflejo de su individualidad creativa.

            En sus personajes es recurrente la representación de la sexualidad a través del cuerpo femenino, haciendo de ellas símbolos de fertilidad, pero también de la mujer erótica, rebelde, dominadora, agresiva, pero siempre dueña de la escena, y cuya voluntad se aprecia en primera instancia mediante posturas desafiantes y provocadoras; a manera de elementos gráficos no refinados con colores puros y trazos carentes de profundidad en la perspectiva en un primer plano, lo cual nos habla siempre de lo protagónico del personaje.

            Por otra parte, en sus atmósferas recurre a colores primarios intensos, aplicando la pintura de manera totalmente impulsiva, y sirviéndole el blanco y el negro para redibujar o realzar sus campos cromáticos, de los que se destacan claramente sus personajes, y cuyas acciones se ven claramente establecidas o determinadas al incluir de forma aleatoria a la composición inscripciones y narrativas en palabras relacionadas con el tema, las cuales aluden a la intención o motivación, y que le permiten además reiterar su contenido o redirigir la lectura visual de cada pieza.

            En este sentido podemos apreciar como en su obra emplea la irracionalidad y la anarquía como una propiedad esencial de su trabajo, no como un defecto o ligereza en lo formal; estas características le sirven para expresar no solamente las acciones propias de sus personajes, sino para conceptualizar su pensamiento como artista, como alguien  que busca el fenómeno de la provocación y para traducir el insoportable exceso de tensión frente a la hegemonía racional del arte figurativo, así como de las normas y formalidades que definen el comportamiento “adecuado” en nuestra sociedad; creando un escape poético-pictórico más libre, realizado desde el ángulo de la intencionalidad y que se aprecia o se lee de igual manera en cada una de las distintas técnicas que emplea: el dibujo, la escultura o la pintura.

            Por todo lo anterior podemos decir que Víctor Hugo Pérez concibe el arte como acción unida a la energía visual y a la traslación de emociones; algo en lo que trabaja con una intensa pasión dirigida exclusivamente al acto creativo sin predeterminarse; empleando con certeza y maestría líneas y pinceladas mordaces y violentas para manifestar su espíritu crítico y rebelde.